martes, 8 de julio de 2008

Déjalo que te alumbre






El niño de la foto es mi nieto. Se llama Sebastián. Sebas, le decimos sus cercanos. Y ha venido a alborotarnos la vida. ¡Cómo puede un niño cambiarnos el mundo! ¿verdad? Cuando un niño nace ya nada es igual, especialmente para los padres. Todo se vuelve pañales, biberones, toallitas, visitas al pediatra, vacunas... Cada movimiento suyo es seguido con especial atención, ya se voltea, le salió un dientecito, ya gatea, aplaude, quiere caminar, dio su primer paso...Y los padres se prodigan en cuidados, para ellos su hijo es el centro del universo, todo pasa a un segundo plano. Intentan hacer lo mejor, dan todo lo que tienen.
Y el niño crecerá y se irá haciendo fuerte y más fuerte si los padres son pareja: con sueños parecidos, proyectos , ideas semejantes.
Es muy fácil hacer feliz a un niño ¡para eso ha nacido! pero a veces los papás lo complicamos todo con nuestros desencuentros y nuestra manía de seguir instrucciones. El niño sólo quiere que lo dejes crecer, que no interfieras, déjalo dormir, no lo obligues a comer, déjalo estar despierto las horas que él quiera, déjalo gatear, que camine, que corra. Déjalo que te alumbre, atrapa la alegría que te brinda, no dejes escapar la felicidad que te regala con sus pasitos, con su risa y su mirada.

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