jueves, 22 de septiembre de 2011

Cuando un árbol cae



Cuando llegaron sus verdugos

lo encontraron florecido

con ademán de vientre,


golpeáronlo despiadadamente

en su amoroso verde

y él de vez en cuando

soltaba un pájaro o gemía mariposas.

Nadie lloró cuando alargó

sus raíces, acariciando, aún con vida

la tierra cercana.

Y por el pasillo angosto,

a él, que era alto y ancho,

sacáronlo en tandas.

Sólo sus arterias sollozaron

cuando una brisa pasajera

le desarmó las últimas ramas.

Jan Martínez

En nuestro caso fue diferente. Todos hablamos,todos reclamamos, todos dijimos cosas como "mamá no lo cortes, mira qué bello es y qué hermosa sombra da". Pero todo fue inútil. Contrató "un verdugo" al que pedimos se fuera pero, él no nos hizo caso y fue inevitable ver caer " su amoroso verde". Argos, el perrito de Maricarmen protestó ladrando todo el tiempo en que escuchó el golpe del hacha.


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