Uno de estos días murió el perro de Marycarmen. Se llamaba Argos, un braco alemán de pelaje castaño claro y ojos casi amarillos.Como los de su raza era un perro de silueta elegante,de cuerpo armonioso y sólido, husmeador, le gustaba cavar la tierra y meter su hocico ahí donde percibía un olor raro. Se escapaba de casa y a veces, venía envuelto en un olor desagradable. Intuía que lo iban a castigar y sumisamente se quedaba en la vereda con la cabeza gacha y se dejaba bañar sin chistar. Obedecía así a los impulsos de su raza. Los braco son perros cazadores, con un olfato muy desarrollado, que en el campo son muy útiles.
Algunas personas no le caían bien entonces les ladraba e impedía que entraran a la casa. A los conocidos nos saludaba colocándonos sus patas delanteras sobre el pecho.
Argos era juguetón, de mucha energía. Le gustaba estar en medio de la gente y cuando salían sus dueños, gemía como un niño.
Su muerte ha sido repentina, los veterinarios no supieron identificar el mal, dijeron que era una bronco neumonía. Fue la distemper. Murió sedado. Ese día Maricarmen lloró muchísmo y todos estuvimos tristes.Ya estamos extrañando su ladrido potente y su mirada siempre atenta y cariñosa.
¡Adiós, Argos, adiós!
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